Negros aguados, blancos electrificados y líneas precisas en tensión sobre manchas empapadas de azar. Con estos elementos, utilizados con el rigor de una técnica que fusiona la exactitud con el caos, el artista despliega todo un universo propio. Personalísimo, pero que nos interpela, porque los lugares y los personajes que emergen de las tramas y salpicaduras viven, se mueven y nos hablan.